María Valencia (40), quien acabó con sus dos menores hijos entre marzo y abril, falleció tras varios días de agonía producto del siniestro provocado para acabar con la vida de su segundo hijo de 15 años, quien era discapacitado. Gracias a los documentos a los que Estación Wari accedió, pudimos saber que la parricida no había sido reconocida por su padre al nacer y evidenciaba trastornos psicológicos.

La macabra sucesión de hechos comenzó el 16 de marzo pasado cuando María Cecilia Valencia (40) asesinó a puñaladas a su menor hijo de año y once meses e intentó quitarse la vida, hecho que no concluyó gracias a la intervención policial. Tras esto, el Fiscal Roqui Roger Valdivia Gómez de la Fiscalía Provincial Mixta de Lucanas-Puquio, pidió prisión preventiva de 9 meses para la imputada, pedido que fue rechazado por el Juez Daniel Sotelo Contreras, quien solo ordenó comparecencia restringida para la parricida. Medida que fue apelada por la Fiscalía Provincial Mixta de Lucanas-Puquio, entre otros motivos, por concluir que no podía garantizar el bienestar de su hijo discapacitado, ya que según el Protocolo de Pericia Psicológica, la mujer de 40 años presentaba tendencias a la inseguridad, rasgos de ansiedad, poca tolerancia a la frustración, entre otros problemas de salud mental; además, había sido intervenida en varias oportunidades en estado de ebriedad, incluso incumpliendo el estado de emergencia por COVID-19.

Lamentablemente, el caso seguía sin resolver, y el lento accionar del Juzgado propició que el segundo hecho pueda darse: la madre provocó el incendio de su vivienda, donde fallecería su segundo hijo, de 15 años, que era discapacitado y no pudo escapar del humilde domicilio. Tras este hecho, la desquiciada mujer se apuñaló intentando quitarse la vida, aunque no pudo conseguirlo por la intervención policial. Sin embargo, falleció ayer, martes 20 de abril, en el Hospital del apoyo de Puquio, tras varios días de agonía.

Este hecho demuestra la gravedad de la situación de la salud mental en nuestro país, y la profunda necesidad de atención oportuna en dicha materia y resolución rápida y eficaz de nuestros entes encargados de la justicia en nuestro país. La madre, sumida en el alcohol a sus cuarenta años y con graves problemas psicológicos, seguramente causados por la ausencia de su padre que no la reconoció cuando nació, pudo haber sido atendida a tiempo en varias oportunidades, evitando el terrible final de sus menores hijos.