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Lurgio Gavilán: “Los militares, disparando contra manifestantes, nuevamente son vistos como enemigos, como monstruos”

El antropólogo Lurgio Gavilán es catedrático en la Universidad San Cristóbal de Huamanga y sigue de cerca todo lo que viene sucediendo en el país. Pero antes fue senderista, luego se enfiló en el Ejército y también pasó por la iglesia, como monje franciscano. Su historia de vida es increíble.

Publicado: 2023-02-24

El 15 de diciembre murió gente inocente, 10 personas que, en muchos casos, ni estaban protestando. Además, se están abriendo heridas del pasado, no es casualidad detener gente en Los Cabitos, por ejemplo, donde aún hay familias que buscan a sus desaparecidos. ¿Qué momento vive Ayacucho? ¿Se percibe el temor?

La violencia la vivimos desde hace un largo tiempo, no es de ahora. Ayacucho significa ‘rincón de los muertos’, es un problema de larga data. No es nueva la violencia, la discriminación, el racismo. En los 80’, 90’, que tanto hemos sufrido, por ejemplo. La violencia casi que ya se ha normalizado, todos vivimos con ello, pero existe una memoria en silencio, que llevamos por dentro, porque si hablamos, si decimos algo, nos tapan la boca. Nunca se ha olvidado el conflicto, está ahí, guardado en nosotros. Pese a que el ejército hace labor social, al verlos disparar contra los manifestantes se les vuelve a ver como los enemigos, como los monstruos. Se recuerda el horno crematorio de La Hoyada, los desaparecidos, esos pasajes que nunca se van a olvidar, porque fue tremendo, ¿cómo hemos podido llegar a ese punto? Si bien, no son todos los efectivos, que uno solo lo haga, ya nos deja ese mal recuerdo. Eso nunca se va a borrar.

Sin embargo, tras el conflicto armado interno, no se pudo revertir la situación, por ejemplo en materia de justicia social o reconciliación. Más bien, ahora se terruquea fácil, estamos retrocediendo.

Eso también es de larga data. No se puede matar gente. Y hay que recordar que tras el conflicto la gente ha despreciado a Sendero Luminoso, los poblados se enfrentaron a ellos. Ahí quedó Sendero Luminoso, hoy ya no existe, pero el terruqueo es útil para ciertos poderes. Es necesario que exista un enemigo.

Pero en el imaginario social, Ayacucho sigue siendo estigmatizado.

Ayacucho, lamentablemente, aún arrastra el estigma de Sendero Luminoso. En los 80’s, los ayacuchanos que se iban de la ciudad escapando del terror, tenían que mentir acerca de su lugar de procedencia para evitar ser culpable, aún sin haber hecho nada. Todos éramos ‘terrucos’. Algo similar pasa con los militares, los malos actos de algunos hacen que todos lleven el estigma de asesinos, abusivos.

El caso de Rocío Leandro es particular, ella cumplió condena por haber integrado Sendero Luminoso, pero aún arrastra esa mancha de su pasado. ¿Eso la descalifica para ejercer funciones en organizaciones sociales ahora? Incluso la justicia señala que encabezaría una nueva cúpula de Sendero Luminoso.

Eso ya no existe. Es el pasado su condena. Ni siquiera Abimael Guzmán seguía pensando en la violencia, por eso es que funda el MOVADEF. Pero les sirve, para justificar la violencia.

El problema es que ahora el terruqueo puede tener consecuencias legales

Este país necesita conversar, escuchar, sin demonizar al otro. En campos académicos, por ejemplo. Nos falta aprender a entendernos, eso le haría bien a nuestra política. Pero eso no se puede cuando hay tanta indiferencia. El sistema ha trabajado para que la gente ahora sea así, faltos de empatía. Incluso la educación está sumando a ese encarcelamiento, no hay reflexión, no hay pensamiento crítico.

Somos muy poco empáticos, ¿no?

Es el sistema. Los mismos estudiantes están acá para aprobar el ciclo, para luego titularse, nunca para pensar o reflexionar. Ese fue el trabajo del poder a través de los medios de comunicación y la educación, incluso. Como decía Foucault, ‘sujetar al sujeto’.

Lo que pasó en San Marcos demuestra el nivel de violencia del Gobierno, y lo poco que quieren escuchar, ¿no?

Simbólicamente es tremendo. El cemento, como en San Marcos, dicen que se puede reparar, pero las huellas que están dejando, para esta generación y las siguientes, no se pueden borrar. Pareciera que es un castigo, no puede estar pasando algo así, y por intereses, seguramente, económicos, políticos. Hay tantos problemas, pero mucha gente aguanta. Yo creo que ahí hay influencia de las iglesias, que nos han hecho creer que la vida es para soportar el sufrimiento, que ellos son los bienaventurados que tras la muerte podrán gozar.

Y la vida continúa como si nada.

Aún con 10 muertos, un sector de la población vive como si nada pasara. Hay tanta indiferencia, el sistema ha trabajado para que la gente ahora sea así, falta empatía. Días después de las muertes no pasaba nada, todo seguía funcionando igual, cuando deberíamos estar llorando.

Se están abriendo heridas del pasado con tanta muerte. ¿A qué vamos a llegar?

Ahora el Estado pregunta: ¿Dónde están los dirigentes? Seguro para meterlos a la cárcel. Se está reprimiendo a las organizaciones, se están matando los liderazgos. Así es imposible, se están apagando las conciencias. Y lamentablemente, reclaman protestas pacíficas, pero nadie les hace caso, si no pintas, si no bloqueas una carretera o haces una huelga de hambre, ahí recién te escuchan. Aunque ahora ni con eso. Siempre se atiende a la gente cuando la situación ya se pone grave. En Ayacucho hemos sabido sobrevivir, superar las adversidades. Hay que tener mucha esperanza en que lo próximo será mejor. Hay que usar lo que está pasando para repensar y mejorar, la crisis desnuda nuestras falencias, nuestros problemas. Por acá tenemos heridas tremendas, y ahora nos hacen más.

Urge solucionar los problemas, hemos dejado pasar varias oportunidades.

Hay mucha indignación producto de la desigualdad. El gas de Camisea pasa por las comunidades de Ayacucho y al lado de las tuberías están cocinando con leña. Es insultante. Hay mucho que corregir, el racismo por ejemplo, los racistas hoy tienen un nivel de violencia que, más bien, solo expresan en palabras, pero si tuvieran armamento no quiero ni pensar en lo que harían.


Escrito por

Adrián Stéfano Sarria Muñoz

Ayacuchano, estudiante de Periodismo (ULima), ejerciendo en Estación Wari, emisora ayacuchana.


Publicado en

Sin patrón

Un blog de Adrián Sarria Muñoz.